La historia de los hotcakes o pancakes en nuestras vidas es muy larga. Viniendo de un país que todo le copia a Estados Unidos, no es de sorprenderse que nos los hayan heredado. Lo que no entiendo es de dónde sacamos el nombre de hotcakes. Si los ibamos a heredar, pudo ser con el nombre que ellos les daban. Pero todo es un misterio.
El caso es que tanto a Julian como a mí nos gustan mucho. En México venden la harina y es muy fácil que te queden de fotografía. Pero acá, de este lado del charco donde estoy los pancakes son más bien unas crepas que si bien están ricas, no son para nada nuestros deliciosos hotcakes.
Después de una ardua búsqueda, de intentar un par de veces unas recetas que no nos quedaron, podemos cantar victoria y decir que logramos hacer los hotcakes sin necesidad de la harina Aunt Jemima. Como se que puedo olvidarla, prefiero escribirla y compartirla aquí.
Ingredientes:
1 taza de harina
1 1/2 cucharadita de polvo para hornear (royal)
1/4 cucharadita de sal
2 cucharadas de azúcar
1 huevo
1 taza de leche
2 cucharadas de mantequilla derretida
1/2 cucharaduta de vainilla
Instrucciones:
Estos condenados no podían ser más fáciles. Solo se mezclan todos los ingredientes, teniendo cuidado de combinar primero los ingredientes secos y luego agregando los líquidos sin mezclar demás. Se calienta un sartén, se engrasa un poco y se agrega una cucharada de la mezcla. Cuando empieza a burbujear se pueden voltear y después de unos 3 minutos, estarán listos.
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